El Ecce Homo

Si se pudiera regresar en el tiempo, seguramente la octogenaria que decidió “restaurar” el Ecce Homo de la Iglesia en Santuario de la Misericordia de Borja, en España, lo pensaría dos veces antes de volver a hacerlo. Pero ahora sólo puede arrepentirse y sentirse afectada por lo sucedido.

Es lo que pasa en la vida: vivimos todo a la primera, sin preparación y sin modo de compararla con vidas precedentes o de enmendarla en vidas posteriores. Al menos eso es lo que dice Kundera -en su primera parte de su novela más conocida- cuando piensa en lo que dice Nietzsche del eterno retorno.

Vivir sin poder regresar al pasado nos deja vivir solo esta vez con todo y nuestros errores.

La viejita que entró a la iglesia española para “restaurar” el fresco, o destrozarlo -como apuntaron algunos medios-, dejó en la pared y para la posteridad su visión y preocupaciones:
1. La señora se fija en las paredes.
2. Le causa algo ver el fresco todo descarapelado abandonado y decide arreglarlo a su modo.
3. La señora se ve afectada y la pasa muy mal tras los resultados de su intervención artística, al grado que prefieren dejarla en el anonimato.

Así, lo que queda de la obra del  pintor Elías Garcia Martinez es ahora un dibujo infantil.

Gracias a la señora ahora todos conocen la pintura, conocen a Elías García y saben que hay una iglesia cerca de Zaragosa en la que uno puede restaurar frescos. Si regresara en el tiempo, dejaría el Ecce Homo tal como está porque vale más ahora con el toque personal infantiloide de la viejita que quiso mejorarlo.

One reply on “El Ecce Homo”

  1. Este es un claro ejemplo de algo que “dbió ser evitado” pero nos abemos si este tipo de errores son el tipo de sucesos que hacen que no exista un error mayor.
    Mucha suerte con la pelicula.

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